Jesucristo se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres (Filipenses 2:7). Dejando las riquezas de su gloria para venir a salvarte. Él tuvo que pagar un precio muy grande,
Dios es tan rico en Gloria y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo Jesucristo y perdonó nuestros pecados (Efesios 1:7). Pero para que Dios pueda perdonar nuestros pecados, primeramente, tenemos que creer que Jesús es el Hijo de Dios, que Jesús vino y pagó el precio en la Cruz.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el CREE, no se pierda, más tenga vida eterna (Juan 3:16). Creer Y Después Arrepentirse; ¿Arrepentirse de qué? De nuestros pescados,
El pecado arruina toda vida humana. El pecado está en nosotros, es parte de nosotros. Por el pecado toda alma está condenada al infierno por la eternidad. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la Gloria de Dios (Romanos 3:23).
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. (Eclesiastés 7:20) El alma que pecare esa morirá (Ezequiel 18:4).
Pero Dios muestra su amor, y quiere salvarle. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8). En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados (1Juan 4:10).
En la muerte de Jesús. Él llevó el gran juicio de Dios, por el pecado tuyo y mío, para llevarnos al mismo Dios Padre. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él (2Corintios 5:21).
Hoy es el día de tu Salvación. Cree en Jesucristo el Hijo de Dios y arrepiéntete de tus pecados, muestra delante de Él, un sincero arrepentimiento, y te hará salvo por toda la eternidad, viviendo juntamente al lado de ÉI.
Por el Hermano Jorge Román, Iglesia Gran Comisión